El cáncer de mama es la principal causa de muerte entre las mujeres en todo el mundo. Eso es debido a que muchos casos se descubren demasiado tarde, cuando el tumor está avanzado. El diagnóstico precoz es la principal arma que las mujeres tienen en sus manos. Si se detecta temprano, mayores serán las posibilidades de éxito del tratamiento.
¿Qué es el cáncer de mama?
El cáncer de mama es un tumor maligno que se desarrolla como consecuencia de alteraciones genéticas en un número de células de la mama, que comienzan a dividirse sin control. Este crecimiento anormal de células de la mama, afecta tanto el conducto como en el seno como tal.
¿Cómo prevenir el cáncer de mama?
Alimentación
Mantener una dieta adecuada ayuda a controlar el peso, la prevención de las enfermedades crónicas y mejorar la salud en general. Por otra parte, un cuerpo sano funciona mejor, previniendo la aparición de tumores. Según un estudio realizado por la Universidad de Boston, las mujeres que consumen verduras tienen a menudo hasta un 45% menos probabilidades de desarrollar cáncer de mama. Los alimentos como el brócoli, la mostaza, la col y las verduras de hoja verde son ricos en glucosinolatos, que son aminoácidos con un papel importante en la prevención y tratamiento del cáncer de mama.
Ejercicios físicos
Las adolescentes que practican ejercicios físicos intensos disminuyen hasta un 23% las posibilidades de padecer cáncer de mama cuando se convierten en adultos. En este análisis, la práctica de la actividad física debe comenzar alrededor de los 12 años y durar al menos diez años para que se note la protección contra la enfermedad. Los ejercicios pueden reducir los niveles de estrógeno, la hormona relacionada con el riesgo de cáncer. La práctica de ejercicio también reduce el estrés y ayuda a controlar el peso, factores que también influyen en el desarrollo del cáncer de mama.
Estrés
Las mujeres que viven una rutina diaria muy agitada y estresante tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar cáncer de mama cuando se combinan con otros factores de riesgo. Las técnicas de respiración, meditación y relajación, practicando Tai Chi y Yoga, ayudan a controlar el estrés y la ansiedad.
Comprobad este artículo sobre el estrés para identificarlo rápidamente y aprende a evitarlo.
Alcohol
El consumo de sólo 14 gramos de alcohol al día puede aumentar las probabilidades de cáncer de mama en un 30%. Se desconoce el mecanismo de acción por el cual el consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer de mama, pero sabemos que influye en las vías de señalización de estrógenos.
Control de peso
Al llegar a la menopausia, las mujeres con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. Es más, el sobrepeso también aumenta las posibilidades de que el cáncer sea más agresivo. Si necesitas más información sobre la menopausia, tenemos un artículo muy completo que te explica todo lo que hace falta saber.
Lactancia materna
Las mujeres que amamantan a sus hijos durante al menos seis meses tienen un 5% menos de probabilidades de desarrollar cáncer de mama. Cuando las mujeres amamantan, se estimulan las glándulas mamarias y reducen la cantidad de hormonas, como el estrógeno, en el torrente sanguíneo.
Exámenes preventivos
Mamografía
Actualmente es la mejor prueba para el diagnóstico precoz del cáncer de mama. Una mamografía puede detectar un bulto antes de que sea palpable (menos de 1 cm). Cuando el diagnóstico se hace de ese modo, al comienzo de la formación de tumores, las posibilidades de curación se vuelven mucho más grandes, eliminando la necesidad de extirpación de la mama para el tratamiento. A pesar de ser un método eficaz, la mamografía no descarta el autoexamen y el examen médico hecho por un ginecólogo especialista en cáncer de mama.
La mamografía debe hacerse principalmente en mujeres mayores de 35 años debido a que los pechos de las pacientes más jóvenes tienen poca grasa, y esto los hace parecer muy densos, por lo que la visualización de las lesiones se dificulta.
La mamografía es un examen radiológico que requiere la compresión de los senos, un requisito esencial para que el examen sea exitoso. Por lo tanto, se debe evitar la mamografía en el período antes de la menstruación, cuando los senos son más sensibles, ya que esto provocará mayores molestias durante la ejecución del examen. Se recomienda que se haga aproximadamente una semana después de la menstruación.
Como medida de precaución, la primera mamografía se debe hacer con 35 años de edad, incluso si no hay síntomas. Es importante guardar los resultados de una mamografía a esta edad para que pueda servir como base de una comparación con las mamografías que se harán en los años siguientes.
Las mujeres de 40 años sin síntomas también deben hacerse un examen mamográfico, entre los 40 y 49 años deberían hacerse una mamografía cada dos años. Si hay casos de cáncer en la familia, la mamografía se debe realizar anualmente en este grupo de edad. Y a los 50 años o más, una mamografía anual o cada 6 meses si se puede.
Cualquier paciente que tenga un bulto en la mama debe consultar a su médico y hacerse una mamografía bilateral tan pronto como sea posible.
Ecografía mamaria
Se hace sobre todo en pacientes jóvenes, ya que la densidad del seno no permite, en ciertos casos, que los nódulos sean visibles en las mamografías. Por otra parte, la diferencia entre los nódulos quísticos y sólidos se ve mejor en las ecografías. Además, el ultrasonido se puede utilizar para guiar los pinchazos de bultos en los senos.
Factores de riesgo
Hay algunos factores que pueden causar tumores malignos. En tales casos, es necesario centrarse en la prevención del cáncer de mama.
- Edad: La mayor incidencia es a partir de los 40 años, sobre todo después de los 50.
- Mujeres cuyas madres, hermanas y/o tías han sufrido cáncer de mama, especialmente si la enfermedad se manifiesta antes de la menopausia;
- Primer embarazo después de los 30 años;
- Mujeres que nunca han amamantado;
- Menarquia temprana (primera menstruación) y menopausia tardía (última menstruación);
- Fumar;
- Consumo crónico de alcohol;
- Obesidad;
- Dieta rica en grasas de origen animal;
- Estilo de vida sedentario;
- Terapia de reemplazo hormonal durante más de 10 años.