Anemia Ferropénica: Riesgos, Causas, Tratamientos Y Diagnósticos

Glóbulos rojos

La anemia ferropénica o ferropriva, también conocida como un tipo de anemia microcítica, tiene su origen en una deficiencia de hierro necesario para la formación de la hemoglobina y esta para la de los glóbulos rojos.

Es la más común de las anemias, especialmente en niños menores de dos años. Sus causas más comunes son baja ingesta de hierro o pérdidas en exceso por situaciones como microhemorragias intestinales, alteraciones en el ciclo menstrual, cáncer de esófago, estómago, intestino delgado o colon, uso prolongado de ácido acetilsalicílico (aspirina), ibuprofeno o medicamentos para la artritis, (que pueden propiciar sangrado gastrointestinal).

¿Cómo puede diagnosticarse?

Pruebas de diagnóstico

El diagnóstico dependerá de varios factores:

  1. Historia médica (interrogatorio): en el cual se deberá indagar datos sobre la dieta (si es rica o no en hierro, si se consumen carbohidratos y leche en exceso), si se trata o no (en caso de infantes) de nacimiento prematuro, madre con anemia ferropénica; si el paciente presenta pérdidas de sangre a través de las heces, o padece trastornos intestinales, si tiene síntomas de trastornos cognitivos.
  2. Examen físico: Para descartar palidez en la piel y mucosas, retardo en el desarrollo (peso y estatura), brazos agrandados, pequeñas venitas en forma de araña en la piel, alteraciones en uñas y lengua o alteraciones de los huesos.
  3. Exámenes de sangre en laboratorio: generales y específicos para detección de déficit del mineral.
  4. Prueba terapéutica: Consiste en suministrarle un suplemento de hierro a dosis adecuada y pasados unos días evaluar si ha aumentado la producción de glóbulos rojos.

Causas de padecerla durante el embarazo

Anemia ferropénica en el embarazo

Durante el embarazo la demanda de sangre del cuerpo de la madre es 50 % más alta que antes de concebir y en consecuencia, requiere hierro para producir la hemoglobina adicional que esa sangre tendrá. Por otra parte, el bebé y la placenta también requieren hemoglobina.

Durante el período de gestación se estima que la futura madre requiere alrededor de 27 miligramos de hierro por día y si bien debería obtenerlo de la dieta, ello no siempre es posible y puede ser difícil de medir, por lo cual los médicos recomiendan un suplemento del mineral de 30 miligramos por día, combinado con ácido fólico. De esta forma, se garantiza el hierro en el organismo de la gestante y se evitan complicaciones tanto para ella como para el bebé, entre las que se cuenta la anemia ferropénica.

Muchas mujeres conciben el bebé sin conocer si sufren anemia antes del proceso de gestación. Algunas situaciones pre-embarazo podrían dar cuenta de que su disposición orgánica de hierro es insuficiente: por ejemplo, una dieta pobre en hierro, dos o más embarazos cercanos entre sí, un embarazo múltiple, flujo menstrual abundante o vómito a repetición.

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Después del parto, ¿cómo afecta?

A los requerimientos de hierro de la gestante y el bebé, que aumentan durante el segundo y tercer trimestre del embarazo, se agregan las pérdidas de sangre que se producen en el momento del alumbramiento, y que puede alcanzar a medio litro si es un parto normal y hasta un litro si se trata de cesárea. Por ello, es elevado el número de mujeres que podría padecer anemia ferropénica después del parto. Por otra parte, un bebé de una mujer que ha padecido anemia puede nacer antes de tiempo y/o tener bajo peso al nacer.

Una madre anémica en el post parto, se evidenciará más cansada de lo normal, con palidez en la piel, y palpitaciones. Ello no afectará la salud del bebé, aunque esté lactando, pero si las condiciones físicas de la madre. Se sabe que, aunque la leche materna tiene poco hierro el bebé la absorbe en un 50%.

La madre deberá cuidar su disponibilidad de hierro en sangre más por ella misma que por su hijo. La dieta de la nueva mamá debe tener alimentos ricos en hierro, pero también cítricos, ya que la vitamina C ayuda a absorber el mineral. Debe ser rica en carnes, granos y vísceras. El médico debe evaluar la salud de la madre después del alumbramiento.

Durante la lactancia materna existen riesgos

En el recién nacido las reservas de hierro provienen de la madre. Si el bebé es prematuro o no tuvo suficiente cantidad de hierro disponible en el vientre, puede presentar ausencia del mineral y presentar anemia ferropénica, alrededor de los 6 meses de nacido. Los pediatras recomiendan suplir la carencia con leche de fórmula enriquecida en hierro. Si el bebé solo toma leche materna, el médico le indicará un suplemento de hierro, o bien a esta edad se pueden comenzar a introducir carnes de pollo y vaca (siempre bajo supervisión médica), así como cereales enriquecidos.

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¿Cómo afecta en los niños, adolescentes y ancianos?

las mujeres con menstruación copiosa pueden sufrir anemia ferropénica

La anemia ferropénica afecta al crecimiento y al desarrollo de los niños: compromete su sistema inmunológico y en consecuencia lo hace vulnerable a las infecciones y disminuye el desarrollo cognitivo y psicomotor. Los bebés y los niños pequeños con ferropenia son más susceptibles a presentar déficit de atención, reducción de su coordinación motora y dificultades en el desarrollo de su lenguaje.

En mujeres en edad fértil, la pérdida menstrual es cercana a 40 ml por período, lo que equivale a 20 mgr. de hierro, sin embargo, en quienes tienen menstruaciones abundantes y/o largas se pueden presentar deficiencias de hierro y anemia. Se estima que esto le ocurre a un 8 a 14 % de las mujeres.

En las mujeres postmenopáusicas, adultos y ancianos el diagnóstico de un déficit de hierro podría implicar que se están produciendo pérdidas a nivel del sistema digestivo, lo que representa una situación seria que debe consultarse con el médico. Generalmente se indican estudios gastrointestinales a fin de explorar posibles lesiones ocultas, aún cuando entre 2 y 3 ancianos padece lo que se conoce como anemia de causa desconocida o idiopática.

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Riesgos para las personas que padecen de cáncer

La anemia ferropénica es frecuente en personas que padecen cáncer. Su origen puede ser la propia enfermedad, los tratamientos que se usan para aliviarla, o deficiencia de hierro en general. Los cánceres en etapas avanzadas tienden a detener la producción de glóbulos rojos en el organismo. En particular, los cánceres colorrectales pueden provocar sangrado, lo que conduce a la anemia.

La aparición de anemia, especialmente en adultos de mediana edad puede ser un factor de predicción de cáncer, de allí la necesidad de consultar al médico.

¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo?

Las consecuencias de déficit de hierro o ferropenia, son múltiples, pueden incluir sensación permanente de fatiga, palidez, dificultad para respirar y palpitaciones (taquicardia), dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, pérdida de concentración, caída del cabello, uñas quebradizas, úlceras en la lengua y grietas en las comisuras de los labios, entre otras.

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Cuidados de enfermería a considerarse

Una dieta rica en alimentos que proporcionen hierro y ácido ascórbico (Vitamina C), o bien suplemento de hierro por vía oral o intravenosa permitirán que el cuerpo vuelva a tener reservas del mineral necesarias para la elaboración de hemoglobina entre otras funciones. Luego de 8 semanas de consumo, los niveles de hierro tienden a normalizarse, aunque se recomienda seguir la suplementación por un período de 6 a 12 meses adicionales.

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Dieta vegetariana nutricional

Alimentos para la anemia

Entre los alimentos de origen vegetal que se recomiendan para quienes padecen anemia ferropénica están las lentejas, guisantes, frijoles secos, semillas de soya, uvas, uvas pasas, avena, ciruelas pasas, albaricoques, espárragos, acelga, lechuga, espinaca, coles (brócoli, coliflor, repollo) y pan integral, combinada con cítricos, ya que el ácido ascórbico favorece la fijación de hierro en el cuerpo.

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Alimentos que no deben consumirse

Entre los alimentos que disminuyen la absorción de​ hierro y en consecuencia, no deben ser consumidos en grandes cantidades por quienes padecen ferropenia, se encuentran los cereales integrales no enriquecidos, (fitatos); café, té, chocolate, vino tinto (taninos) y el vinagre.

Durante la menopausia ¿existen complicaciones?

Las mujeres menopaúsicas (climaterio) tienen tenencia a padecer ferropenia a causa de deficiencias en su nutrición o baja absorción de hierro. En cualquiera de los casos el médico será el indicado para recetar suplementos que ayuden a recuperar la cantidad de hierro circulante a fin de​ evitar complicaciones.

¿Será genética o hereditaria?

Los infantes hijos de mujeres con anemia ferropénica, podrían nacer de forma prematura y padecer la enfermedad, pero con una dieta adecuada y suplementación puede suminístraselas suficiente cantidad de hierro para superarla.

Los grupos en riesgo de padecerla

Los grupos en riesgo de padecer la anemia ferropénica son, bebés hasta los 2 años de edad, nacidos antes de término y/o con deficiencias de hierro, mujeres en edad fértil con reglas copiosas, mujeres en edad de menopausia y ancianos.

Diferencias entre ella, leucemia y lupus

Mientras en la leucemia existe proliferación excesiva de glóbulos blancos (leucocitos) en la sangre y en la médula ósea y en el lupus está afectado el sistema de defensa del organismo y ataca a las células y tejidos sanos; en la anemia ferropénica existe una deficiencia de​ hierro que afecta la producción de hemoglobina.

¿Cuáles son los niveles de gravedad?

Según el comportamiento biológico del hierro en el cuerpo, la anemia ferropénica se clasifica en:

  • Ferropenia latente (disminución de los depósitos de reserva que tiene el cuerpo)
  • Ferropenia manifiesta (disminución del hierro en el plasma sanguíneo o del hierro circulante)
  • Anemia ferropénica (afección en la formación de glóbulos rojos de la sangre).

Por hemorragia interna o externa

Una pérdida violenta de sangre, debido a un traumatismo (externo) o a una hemorragia interna en un período corto de tiempo. Cuando hay pérdidas sanguíneas, el cuerpo absorbe agua de los tejidos para hidratar el torrente sanguíneo y mantener los vasos llenos. En consecuencia, la sangre se diluye y el porcentaje de glóbulos rojos en sangre disminuye. De inmediato, la médula ósea comienza a producir nuevamente glóbulos rojos para subsanar la anemia.

Si la hemorragia se mantiene, por ejemplo, en casos de sangrado interno que se desconoce porque se producen pequeñas perdidas de sangre, esta hemorragia gradual reduce la cantidad de hierro en el organismo y con ello impide que la médula ósea aumente la producción de nuevos glóbulos rojos. Ejemplos de este tipo de hemorragia son las nasales y las producidas por hemorroides (almorranas). Otros trastornos que producen este tipo de hemorragias son úlceras (estómago o intestino delgado), pólipos, divertículos, cáncer del intestino grueso, algunos tipos de tumores (riñón o vejiga), que causan pérdidas de sangre al orinar y las reglas abundantes (metrorragia).

Por hernia de hiato

El sangrado crónico de origen interno que causa la anemia ferropénica se le atribuye, frecuentemente, hernia hiatal y esofagitis. La hernia de hiato es una afección en la cual una parte del estómago sobresale dentro del tórax y es visible como un bulto bajo la piel, se corrige con cirugía. La esofagitis se manifiesta cuando el revestimiento del esófago se inflama o irrita.

Por menstruación

Anemia durante la menstruación

La menstruación abundante y frecuente, producto de ciclos menstruales irregulares, puede causar anemia ferropénica o propiciar que aparezca junto a otros trastornos que padezca la mujer. Las hemorragias que se producen favorecen deficiencia de glóbulos rojos en el cuerpo, implicará que no reciba suficiente oxígeno en sus órganos y músculos.

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Por ulcera gástrica

Cuando una persona padece de úlcera gástrica, se presentan sangramientos en lo que se conoce como aparato digestivo superior. La anemia ferropénica se produce como consecuencia del sangramiento, porque el cuerpo intenta reponer la sangre perdida y consume sus reservas de hierro.

Regenerativa y relativa

Se habla de anemia arregenerativa cuando la anemia no se acompaña de un aumento proporcional del número de reticulocitos (células que anteceden a la formación de glóbulos rojos) lo que disminuye la capacidad de regenerarse de la médula ósea, ello ocurre en la ferropenia.

Tratamiento natural y nutricional

alimentación balanceada

Para hacerle frente a la anemia ferropénica es necesario realizar cambios sostenidos en la forma de alimentación, es decir la dieta. Esta debe ser rica en hierro, tanto de fuentes animales como de origen vegetal. En cuanto a las primeras será necesario comer carnes rojas, hígado de res, pescado, aves y ostras. En lo que se refiere a los vegetales, son ideales verduras de hoja verde (como la espinaca), germen de trigo, frutas y cereales fortificados con hierro.

Probablemente su médico indicará un suplemento de hierro del tipo el fumarato, glicerato o sulfato ferroso, ya que son las formas de hierro que el cuerpo absorbe más fácilmente. La prescripción de suplemento de hierro debe hacerla su médico. Normalmente son pequeñas dosis tres veces al día. Si olvida una dosis, no consuma una extra, espere a la próxima toma, ya que el exceso puede ser perjudicial.

Como suplementos, el médico también podrá indicar Vitamina C (entre 250 y 500 mg dos veces al día), pues favorecen la absorción de hierro. La vitamina C puede interactuar con otros medicamentos, explique a su doctor todas las medicinas que toma. Finalmente, para absorber y fijar el hierro, probablemente le recetarán Vitamina B 12 y ácido fólico.

Entre los aspectos de dieta a considerar están el consumir melaza (1 cucharada al día diluida en una taza de agua caliente), ya que es fuente de hierro, complejo vitamínico B y surte efectos laxantes suaves (el hierro y ácido fólico podrían producir estreñimiento). Evite el té, pues los taninos inhiben la absorción de hierro, prefiera otras infusiones.

Diferencias entre la anemia ferropénica y megaloblástica

Mientras la anemia ferropénica se produce por deficiencia de hierro, las anemias megaloblásticas son un grupo de enfermedades producto de déficit de vitamina B12, de ácido fólico o de una combinación de ambos. La anemia ferropénica es microcítica, las anemias megaloblásticas son macrocíticas. En la anemia ferropénica hay déficit de eritrocitos o hematíes (glóbulos rojos), mientras en las megaloblásticas hay una gran cantidad de glóbulos rojos agrandados, inmaduros y disfuncionales en la médula ósea.

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