Muchos padres acuden a consulta hoy en día porque perciben que su hijo se mueve mucho, no para quieto, en la escuela le cuesta concentrarse y se aburre con facilidad. Estos padres, se preguntan si su hijo no tendrá un Trastorno por Déficit Atencional con/sin Hiperactividad.
Hacer un diagnóstico de dicho trastorno es algo complicado, ya que no existen síntomas orgánicos ni indicadores neurológicos específicos y además, hay que tener muy en cuenta la historia psico-socio-emocional y familiar del niño.
Indicios que pueden indicar déficit atencional con hiperactividad
Los niños con trastorno por déficit atencional con hiperactividad presentan fundamentalmente inatención e hiperactividad. La inatención se refleja en que bajan las notas por errores tontos, por pasar por alto pequeños detalles, dejar preguntas sin contestar o ejercicios sin hacer por no haberlos visto. También les cuesta leer o mantener conversaciones muy largas, por eso a veces, parece que mientras les hablamos tienen la cabeza en otro sitio. Se suelen distraer con cualquier cosa y eso hace que con frecuencia pierdan el material escolar o no recuerden donde dejaron la sudadera de fútbol. Como tienen dificultades a la hora de organizarse y gestionar el tiempo es probable que les pille el toro a la hora de preparar exámenes o que les cueste anticipar las consecuencias de sus actos y sus decisiones.
En cuanto a la hiperactividad cabe destacar que muy comúnmente va asociada a la impulsividad. Ello se traduce en niños que sienten que no pueden parar de moverse (dan golpeteos constantes con las manos o con los pies), que cambian de juego, que les cuesta esperar su turno, hablan sin parar o responden antes de que acabes la pregunta.
Todo ello interfiere de manera significativa en la vida del niño, conllevando en numerosas ocasiones una baja autoestima, síntomas de tristeza y ansiedad y una baja motivación escolar y personal.
Por ese motivo es importante ante la duda consultar con aquellos profesionales que pueden realizar dicho diagnóstico (psiquiatra, neurólogo y pediatra, entre otros) y llevar a cabo un tratamiento multidisciplinar.
Mi hijo tiene TDA ¿Cómo le ayudo?
Cuando diagnostican a tu hijo de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, te sientes perdido en esos primeros momentos. Cosas tan sencillas como hablar con él y que entienda lo que le quieres decir se convierte en una ardua tarea. Aquí os dejamos unos tips para el camino ?
En el Colegio
- Cómprale una agenda donde a través de dibujos le recuerdes cada día que tiene que apuntar las tareas.
- Hacer los deberes siempre en la mesa de su habitación con las mínimas distracciones posibles y contar con un temporizador que le ayude a regularse.
- Ayúdale a organizar sus tareas: qué tareas tienes, cuánto tiempo crees que vas a tardar en cada una, por cuál vas a empezar. Una vez que esto esté claro, sal de la habitación y acude cuando transcurra el tiempo estimado para finalizar la tarea, para preguntarle cómo va, si necesita ayuda y recordarle pasar a la siguiente.
- En un calendario, id apuntando los exámenes que va a tener para ayudarle a organizarse el día que va a empezar a estudiar cada uno de ellos.
En Casa
- Marca rutinas y límites conocidos, de esta manera el mundo será más predecible y el niño sentirá que tiene más control: que el horario de comidas sean siempre los mismos, sabiendo el niño qué hay que hacer antes o después de éstas y de las actividades extraescolares. Por ejemplo, yo sé que los lunes salgo a las 17.00h del cole y que después viene papá a por mí para llevarme a gimnasia. Después de gimnasia voy a casa, meriendo y hago los deberes. Después de los deberes viene el baño y la cena. Por último mamá me lee un cuento y me voy a dormir. Conociendo todo esto me sentiré más tranquilo y más seguro, porque puedo anticipar qué va a pasar.
- Utiliza un lenguaje simple y directo: di las cosas siempre de la misma manera (aunque tengas que repetirlas) y con un tono amable y calmado.
- Destaca sus cualidades, no hagas juicios ni utilices etiquetas. Prueba a cambiar “eres un desordenado” por “la habitación está desordenada y me gustaría que la ordenases”.
- Haz con él cosas que le gusten y le resulten atractivas, si tiene éxito en ellas ¡mucho mejor!
Todo ello hay que hacerlo de la manera más natural posible y teniendo en cuenta la edad del niño. El objetivo es que ellos poco a poco vayan interiorizando dichas estrategias y sean capaces de autoregularse, de manera que se conviertan en más autónomos.