Nuestra tipología de tez, está determinada principalmente por nuestros genes, es decir, por medio de la genética de cada ser humano obtiene las características que la definen; a pesar de este factor determinante, puede cambiar su aspecto de acuerdo a una serie de factores que influyen en ella.
Es el órgano más grande de nuestro cuerpo y la carta de presentación de cada individuo, por esta razón debemos darle el mejor cuidado que se merece. Además, no debemos olvidar que es el reflejo de salud.
Es preciso saber cuáles son los tipos de piel para poder identificarla y brindarle el mejor cuidado que necesita. Normalmente se catalogan en cuatro tipos comúnmente, pero nosotras queremos ir un poco más allá y te hablamos de seis tipologías distintas.
Técnicamente existen diferentes criterios con los que podemos clasificar estas diferentes tipologías de tez. En este sentido, una de las clasificaciones más aclamadas es la de Fitzpatrick, que se describe por primera vez en el año 1975.
Esta clasificación está basada en dos aspectos fundamentales: el tono o el color de nuestros tejidos y por otro lado, cómo reacciona ante la exposición solar.
Se ha utilizado por especialistas para determinar, por ejemplo, el tipo de protección solar que debemos utilizar o predecir las posibilidades de riesgo de padecer un cáncer de piel, entre otros usos médicos.
Sin embargo, si nos centramos en un punto de vista cosmético, entonces esta clasificación varía y se añaden otros factores que van a ser determinantes y que estarán estrechamente relacionados con su equilibrio, tales como: nivel de sensibilidad, secreción sebácea, descamación, reepitelización o hidratación.
De este modo, cada tipo de dermis contiene a su vez unas características bastante definidas y requerirá de cuidados distinto. Insistimos en que será determinante nuestra genética, pero también se verá afectada por otros factores como las agresiones externas, la edad, la humedad ambiental o la temperatura.
Una de los cuidados más repetidos y aconsejados por especialistas es el uso de un fluido hidratante que sea específico e indicado para estas distintas necesidades que nuestros tejidos requieren. Los productos más beneficiosos para tu piel los tienes aquí, en este enlace: mejores cremas hidratantes del mercado.
A modo de resumen, antes de desarrollar este post y darte más detalles de estas diferentes tipologías, te mostramos este cuadro resumen donde puedes comprender las diferentes propiedades que contienen de una forma rápida y concisa:
1. Piel normal
Puede considerarse un tipo de piel más equilibrada, presentando unos niveles de humectación adecuados, es decir, ni muy elevados ni muy escasos, además, no presenta exceso de grasa y tampoco es demasiado seca.
Sin embargo, debemos tener presente que nuestros tejidos con la edad cambian y por lo tanto, a su vez, pueden cambiar en función de las condiciones del entorno. Insistimos en que la edad también es determinante, pudiendo ser nuestra tez más grasa en la etapa de desarrollo o volverse más seca con el paso del tiempo.
En nuestra piel también influye a su vez nuestro metabolismo y nuestra alimentación, por lo que es fundamental llevar una alimentación saludable, mantener una dieta alta en antioxidantes que incluyen alimentos que contienen vitamina C, vitamina A, Omega 3 y omega 6, y proteínas que ayudan en la cicatrización de los poros.
Las pieles normales se caracterizan por sus poros finos, su buena circulación, tono uniforme, apariencia lisa, sin imperfecciones y su suavidad. Por lo general, este tipo de piel no cambia de coloración fácilmente y se conserva neutra.
¿Cómo cuidar la piel normal?
A pesar de brindar todas esas bondades de mostrar una epidermis sin imperfecciones, también necesita de ciertos cuidados para mantenerla en esta buena condición.
Por lo tanto, no es perfecta como algunas personas creen. Si tienes una piel normal o equilibrada presta atención a los cuidados que debes darle para mantener sus características naturales a lo largo del tiempo.
Limpieza de una piel normal
La limpieza es fundamental ya que esto ayuda a que sus poros respiren bien y se mantenga una condición fresca y sin imperfecciones. Preferiblemente debes utilizar productos de limpieza facial suaves, como el agua micelar y seguir siempre los consejos adecuados para lavar la cara.
Aprende a elegir los productos a utilizar en la piel para mantenerla en su estado natural, en el mercado actual podemos encontrar una amplia variedad de productos cosméticos que incluyen distintas presentaciones como desmaquillantes en agua, en aceite, leche limpiadora o espuma.
Para una limpieza efectiva necesitas alguno de estos desmaquillantes que ayuden a proteger tu delicada piel frente a los efectos de los cosméticos y las impurezas del ambiente.
Es muy sencillo mantener sus características naturales, simplemente debes llevar a rajatabla una rutina que esté adecuada e indicada para este tipo de tez. Puedes consultarlo directamente con un especialista.
Además de usar un limpiador concreto, también será recomendable acompañar esta rutina de un tónico específico y utilizar un producto adecuado para retirar el maquillaje en la zona de los ojos.
Hidratación para la piel equilibrada
Obviamente, este tipo de tez también necesita una buena hidratación. El uso constante de cosméticos y otros factores pueden interferir en su aspecto saludable. Por esta razón requiere para su cuidado, el uso de cremas hidratantes especialmente indicadas para tejidos normales.
Es decir, cremas hidratantes que no contengan en su formulación un exceso de componentes humectantes o que éstos, por el contrario, sean escasos.
Exfoliar la piel normal
Este tipo de tejidos también se debe utilizar productos exfoliantes, pero con precaución, ya que nos ayudará a combatir las las impurezas presentes en la capa superficial de la piel. Lo más recomendable es realizar una exfoliación suave 1 o 2 veces por semana.
Mascarillas faciales
Las mascarillas purificadoras faciales para eliminar los puntos negros o mascarillas humectantes solo se deben utilizar 1 vez por semana, de modo que puedes utilizar una semana una mascarilla humectante y la siguiente semana otra mascarilla facial purificadora.
2. Piel mixta
Podemos decir que se trata de un tipo de tejido que se encuentra a medio camino entre los tejidos secos y grasos, ya que se evidencia en zonas de la piel algunas áreas donde hay grasa en exceso y en otras partes donde fácilmente se resecan.
Las partes del cutis que fácilmente se nota el exceso de grasas son: el mentón, la nariz y la frente (zona T). Las zonas que tienden a presentar resequedad son los ojos, el cuello o las mejillas.
Muchas personas tienden a confundir los tipos de piel mixta con los tipos de pieles normales, porque las secreciones de sebo que se presentan no son tan grasas comparadas con el tipo de piel grasa y esto opaca visualmente la zona seca.
Esta piel presenta, de una forma específica, en ciertas zonas, imperfecciones propias de las dermis secas e imperfecciones propias de la tez grasa. Su cuidado puede parecer algo complejo, pero siguiendo una serie de pautas correctas será mucho más llevadero.
¿Cómo cuidar la piel mixta?
Como su nombre indica debe recibir dos tipos de cuidado uno donde se combata los altos niveles de grasa (zona T) y el otro donde se trate las zonas secas.
Hoy en día en el mercado hay muchas líneas del cuidado de la piel que brinda esta opción, pero con tendencia a un tipo de piel más grasa. Pero si buscas alternativas naturales para mejorar la piel reseca puedes combinar fácilmente ambos tratamientos.
3. Piel seca
Cuenta con unos niveles muy bajos en grasa, ya que se caracteriza por presentar una resequedad que la hace vulnerable a ciertas condiciones extremas; debes tener en cuenta que es muy sensible a los roces y fácil de alterar antes condiciones externas.
Lo que caracteriza a este de este tipo de dermis que no produce sebo, por ello tiene un aspecto de resequedad, de modo que los líquidos en la piel necesarios para la humedad son reducidos y en cierta forma, actúa como una protección de la piel ante los agentes externos que la debilitan.
Cuando se frota o se expone al roce, tiende a escamarse fácilmente y se siente áspera, de igual forma es propensa a sufrir las condiciones extremas del frio, de manera que el color de la piel tiende a ser rojizo constantemente en ciertas áreas, especialmente en la zona de la nariz y mejillas.
De igual forma, la calidad del agua tiende a resecarla aún más: mientras el agua contenga una dureza considerable, mayor va a ser la resequedad de la piel. Presenta unas condiciones muy características, con los poros cerrados y un particular efecto mate.
¿Cómo cuidar la piel seca?
Por ser una tez delicada el cuidado debe ser mayor, para evitar una desmejoría en su aspecto, es fundamental mantener una hidratación constante a través de tratamientos, ya sea con cremas hidratantes o alternativas naturales para que actúen directamente en la piel.
La alimentación es otro factor que ayuda a mantenerla en mejor condición, al aumentar el consumo de alimentos que sean altos en antioxidantes como vitamina E, Vitamina C, zinc y Omega 3, entre otros.
Como puedes ver, es muy sensible y en consecuencia necesita mayores y efectivos cuidados para mejorar el aspecto de la piel con tendencia a descamarse, rojiza en ciertas partes o muestre signos de envejecimiento prematuro.
Lo primordial es protegerla ante los factores externos y productos que a lo largo del tiempo puedan afectar demasiado su estado, como, por ejemplo: el uso de jabón en el cutis, aguas con presencia de cloro, aguas con alcohol, evitar exponerse al sol directamente, reducir la exposición a vientos fuertes y fríos extremos.
Es importante también el uso de desmaquillantes especialmente elaborados para piel seca y lavar suavemente el rostro, para luego proceder a hidratar la piel. La hidratación es fundamental para ayudar a regenerar los tejidos de la piel seca.
Limpieza especial de la piel seca
Como toda piel se debe desmaquillar y limpiar. Necesita una limpieza suave y desmaquillante apropiado, ya que los productos fuertes pueden ocasionar daños en ella. Este tipo de piel tiende a escamarse con facilidad, acumulando de este modo células muertas y sudor.
Debes buscar la mejor opción para pieles secas, ya sea utilizando lociones sin alcohol o leches desmaquillantes u otras; productos que a la vez ayudan a la piel con la limpieza y la preparan para la humectación.
Hidratación y nutrición de la piel seca
La nutrición e hidratación de este tipo de piel es fundamental porque ayuda regenerar las capas de la piel, esto es esencial después de la limpieza ya que por medio de la nutrición se contrarrestan los efectos de irritación causados por la limpieza y por otros factores que producen una constante irritación, así mismo ayuda a mejorar la flexibilidad de sus tejidos.
Por esto, debemos aportar una buena nutrición que no solo mejore la hidratación de una forma superficial, sino que ésta realmente consiga regenerar los tejidos de la piel. Actualmente en el mercado existe una gran variedad de productos que nutren e hidratan la piel sin dañarla.
4. Piel grasa
Sufre de problemas relacionados con granos y espinillas, trastornos generados por el aumento excesivo de sebo en la piel, produciendo más grasa de lo normal, además de mantener un aspecto graso constante. En muchos casos este sebo producido es perceptible al tacto y comúnmente se observa más acné o espinillas.
La parte positiva es que algunos signos de la edad, como la formación de arrugas, son menos perceptibles, ya que se caracteriza por ser tensa, no solo por la grasa presente que la mantiene hidratada y lisa más de lo normal, sino que ésta grasa se produce en el tejido subcutáneo de la piel.
Llevar un régimen de alimentación donde no estimulemos las glándulas sebáceas es primordial para evitar la producción de sebo. La dieta debe incluir alimentos que ayuden a disminuir las grasas. Es importante contrarrestar la grasa mediante tratamientos, mascarillas o tónicos para piel grasa para reducir el brillo excesivo.
La producción excesiva de sebo muchas veces se debe a problemas hormonales o genéticos que causan una estimulación más de lo normal en las glándulas sebáceas.
Además, los problemas relacionados con la activación de las glándulas también están ligados al estrés por la aparición y brotes de acné, también mediante fármacos o el uso de productos que irritan la piel.
Suele contar con una textura más gruesa, fácilmente se ven los poros grandes y dilatados en la piel; como es propensa a espinillas, puntos negros, granos y otras impurezas, normalmente se inflaman demasiado y se ven afectadas por bacterias que causan infección en los poros, si no son tratadas adecuadamente pueden dejar cicatrices.
No solo en la común zona T (frente, nariz y mentón) se ven reflejados estos problemas de imperfecciones en la piel grasa, sino en otras zonas sensibles del cuerpo como en la espalda, el área del pecho, los hombros y zona superior de los brazos.
¿Cómo cuidar la piel grasa?
El cuidado de este tipo de piel puede resultar un poco complejo ya que se pueden llegar a cometer ciertos errores relacionados con el uso excesivo e incorrecto uso de los productos destinados a eliminar la grasa excesiva, llegando a ocasionar el bloqueo de los poros de la piel.
Además, equivocadamente cuando se tiene la piel grasa se tiende a frotar la piel con productos limpiadores, pensando que de esta forma retiraremos mejor los excesos de grasa, pero esto lo que hace es empeorar más la situación porque después aumentan de manera excesiva las secreciones. Ya que cuando se busca eliminar más las secreciones de sebo, de una forma incorrecta, más se multiplican.
Desmaquillantes y limpiadores suaves
Lo mejor para este tipo de piel es tratarla con de productos que sean suaves y astringentes; al igual que en otras pieles, es importante desmaquillarse, pero sobre todo este tipo de piel debemos limpiarla al levantarnos y antes de dormir. Se recomienda como agua micelar, leches desmaquilladoras y jabón suave.
Hidratación y exfoliación
A pesar de su condición con exceso de grasa, también requiere ser hidratada ya que en cierta parte es considerada un tipo de tez débil, eso sí, se recomienda el uso de cremas hidratantes de acción leve.
Por otra parte, y no menos importante la exfoliación debe ser primordial, y la llevaremos a cabo una vez a la semana. Así mismo, las mascarillas faciales que ayudan a este tipo de piel que por su condición especial requiere de cuidados específicos.
5. Piel sensible
Si aún tienes dudas y no sabes a ciencia cierta si tienes un tipo de dermis que es más delicada o sensible, te damos a continuación algunas pistas con las que podrás descubrir si realmente tu tez es tan vulnerable:
- Suele ruborizarse con mucha facilidad.
- Nota ardor o picazón después de utilizar un producto específico para el cuidado de la piel.
- Reacciona y se altera enseguida ante el uso de cosméticos que contengan perfumes o fragancias.
- Piel muy irritada o escamosa.
Las causas más frecuentes que determinan y acompañan a las pieles sensibles son la genética, los factores ambientales o las alergias.
¿Cómo cuidar la piel sensible?
A la hora de elegir los cosméticos debes tener un especial cuidado ya que tus tejidos son mucho más propensos al enrojecimiento, la irritación, el escozor, los brotes de acné o ardores.
Sobre todo, evita los irritantes como los ingredientes antibacterianos, el alcohol y las fragancias. Decántate por opciones que cuenten con menos aditivos o productos que tengan propiedades curativas, antiinflamatorias o calmantes.
6. Piel acnéica
Aunque a veces, de una forma errónea se incluye como una tipología de las pieles grasas lo cierto es que el acné que se da en las dermis grasas no cuenta con las características propias del acné que desarrollan este tipo de pieles, mucho más agresivo.
Usualmente las pieles grasas son propensas a desarrollar acné, pero este tipo de acné es fácil de tratar y no es tan pronunciado, pero en el caso de la piel acneica los factores cambian y el acné es de tipo severo y en muchos casos resistente a los tratamientos.
Con mucha frecuencia, se debe a un descontrol en los valores hormonales y comúnmente aparece en la pubertad, o en casos transitorios por el uso de medicamentos que desarrollan esta condición y en casos más severos es una condición genética que afecta continuamente a la persona.
Se caracteriza por el descontrol hormonal, especialmente a los andrógenos (tipo de hormona sexual masculina) que están relacionado al acné. Es por ello que este tipo de piel se da mayormente en la etapa de la pubertad.
Además, por la gran cantidad de sebo que se acumula disminuye considerablemente la renovación celular en los tejidos y no permite que las células muertas sean liberadas.
Se pueden presentar cuadros infecciosos en toda el área donde se presenta el acné severo, causando un efecto poco estético por la condición que puede desencadenar este tipo de problemas acnéicos por el crecimiento y retención de bacterias en los poros dilatados.
Sus principales características son:
- La piel se muestra con un aspecto más grueso y un estado más sensible.
- Su textura es áspera y desigual.
- Tiene una tendencia especial a la formación de espinillas, puntos negros, enrojecimiento cutáneo y las erupciones.
¿Cómo cuidar la piel acnéica?
Principalmente se recomienda el uso de limpiadores faciales que sean específicos, únicamente destinados a tratar y mejorar el acné, así como hidratantes y exfoliantes con los que mejorar los brotes.
Se aconseja limpiar suavemente el rostro para evitar que los brotes existentes se activen y usar del mismo modo un producto aclarante de forma tópica para aclarar y tratar las marcas producidas por el acné. Se aconseja utilizar ingredientes que combatan el acné como la arcilla, el ácido salicílico o el retinol.
Como ya conoces mucho mejor los tipos de pieles que existen, estamos convencidas que podrás definir mucho mejor ahora cómo es tu piel, que características tiene y por lo tanto, ¡conocer mucho mejor cuál son los productos que debes utilizar!.