Ácido ferúlico. Ácido hialurónico. Ácido láctico. Ácido salicílico. A veces puede parecer que estamos en clase de química en lugar de andar por el pasillo de cuidado de la piel en busca de un buen serum.
Es fácil suponer que todos los ácidos son prácticamente iguales, pero no es así. Y conocer las diferencias entre los ácidos utilizados en el cuidado de la piel es esencial para tratar los problemas del cutis.
Al principio puede parecer abrumador tratar de averiguar las diferencias entre todos ellos, pero no es necesario entrar en los detalles científicos de cada uno. Mientras recuerdes cuáles son los mejores ácidos para tu tipo de piel y tus problemas cutáneos, eso es lo único que importa (a diferencia del instituto, no hay examen al final).
A continuación te ofrecemos los detalles clave sobre los distintos ácidos para el cuidado de la piel.
¿Qué son los ácidos?
En pocas palabras, son los que se encargan de la exfoliación. Su función es inducir la necrosis de las células, lo que se conoce como renovación celular.
Esto hace que las células viejas se desprendan (se produce una descamación) y las nuevas crezcan rápidamente por debajo, mejorando así la textura de la piel.
Pero los distintos ácidos se dirigen a problemas específicos del cuidado de la piel en función de su tamaño molecular y de su potencia.
Algunos actúan sobre las líneas de expresión y las arrugas estimulando la producción de colágeno, mientras que otros tratan el acné o la hiperpigmentación.
Lo más fácil es dividirlos en dos tipos: alfa-hidroxiácidos (AHA) y beta-hidroxoácidos (BHA):
- Los AHA son solubles en agua y actúan sobre todo en la superficie de la piel, por lo que son una buena opción para tratar las líneas de expresión, la textura y la opacidad. Son realmente buenos para exfoliar esa capa externa de la piel, dejarla más brillante, igualar el tono y la textura, e incluso estimular un poco la producción de colágeno.
- Los BHA, por su parte, al ser solubles en aceite pueden penetrar profundamente en los poros obstruidos, por lo que son útiles para tratar y prevenir los puntos negros y el acné. Se unen al sebo y, cuando elimina las células muertas de la piel, la grasa que obstruye los poros se va con ellas.
Dentro de estas dos categorías (AHA y BHA) hay diferentes ácidos con diversos beneficios para la piel.
Pero, hay que tener en cuenta que existen otros ácidos que no se engloban dentro de éstas categorías, pues su función es totalmente diferente, y aún así siguen siendo buenos para la piel.
Como elegir el mejor ácido para tu piel puede ser confuso, hemos desglosado las opciones más populares.
Tipos de ácidos más utilizados para la piel
Ácido glicólico
Es el AHA más popular e investigado. Se extrae de la caña de azúcar, y posee una gran versatilidad: exfolia suavemente la piel y ayuda a reducir las líneas de expresión y las arrugas, mejorar el aspecto de las manchas y cicatrices, a la vez que mejora la textura y el grosor de la piel y ayuda a igualar su tono.
Indicado para: Iluminar y tratar el acné, las cicatrices del acné y la hiperpigmentación. Es excelente para la piel envejecida y madura. Es bien tolerado por casi todos los tipos de piel, especialmente las grasas. Sin embargo, si tienes un cutis sensible, debes tener precaución y empezar poco a poco.
Ácido láctico
Es también un AHA, pero más suave que el anterior, por eso es clave para la tez sensible. Exfolia y suaviza las líneas de expresión y las arrugas, pero de un modo menos irritante.
Indicado para: Si tienes la piel seca y buscas algo para mantenerla hidratada, puedes probarlo. Este ácido también funciona de forma excelente en pieles maduras para prevenir el envejecimiento.
Ácido cítrico
Se trata de otro alfahidroxiácido derivado de los cítricos, de ahí su nombre. Es un compuesto rico en antioxidantes que sirve para prevenir el envejecimiento prematuro. También es adecuado para la piel propensa al acné o dañada por el sol porque exfolia para aclarar las manchas.
Es suave y menos ácido que otros AHA.
Ácido mandélico
Este AHA es ideal para iluminar y aclarar la epidermis. Procede de la uva y tiene una acidez bastante alta, pero es menos irritante que el ácido glicólico. También se dice que mejora la calidad de la tez envejecida al mejorar su elasticidad.
Indicado para: Tarda en penetrar en la dermis, por lo que es ideal para pieles sensibles. Es bueno para la tez seca, ya que la mantiene hidratada al aumentar la producción de sebo. Esta propiedad hace que no sea adecuado para el cutis graso.
Ácido málico
Otro alfahidroxiácido que el cuerpo produce de forma natural. Al igual que otros AHA, el ácido málico ayuda a la piel a retener la humedad. Esto, a su vez, favorece la renovación celular, lo que significa que las células se renuevan a un ritmo más rápido, reduciendo la aparición de líneas finas y arrugas.
También suaviza y mejora la textura.
Indicado para: Las pieles maduras, sensibles y mixtas. No irrita y exfolia suavemente para hacer la tez visiblemente más suave.
Ácido salicílico
Dentro de los beta-hidroxiácidos encontramos el salicílico, el ácido por excelencia de las pieles con acné, ya que penetra en los poros y reduce el sebo. Además, puede despejar los poros, eliminar la decoloración y mejorar el tono con el tiempo, y también puede ser eficaz para tratar la rosácea.
Indicado para: Los cutis grasos y acneicos. Sin embargo, es un salicilato, y su estructura es similar a la de la aspirina, por lo tanto, si es alérgico a la aspirina, evítalo. Tampoco es apto para embarazadas o lactantes. Las personas de tez más oscura también deben tener cuidado porque a veces puede provocar un aclaramiento u oscurecimiento irregular.
Ácido azelaico
Lo produce una levadura que permanece en la piel. También se encuentra en el trigo, el centeno y la cebada y es un excelente exfoliante. Es muy popular para tratar los signos del acné y la rosácea, y tiene propiedades antiinflamatorias y calmantes.
Indicado para: Las personas con rojeces, rosácea y acné, también las pieles sensibles. Es adecuado para tratar la hiperpigmentación y el melasma.
Ácido ascórbico
Es una versión de la vitamina C, una vitamina esencial y un potente antioxidante que ayuda a reducir los problemas de la piel como la hiperpigmentación, y la protege del estrés oxidativo y del daño causado por los radicales libres, que son lo que acelera el envejecimiento y produce inflamación.
Es una buena opción para quienes buscan una piel más luminosa y estimular la producción de colágeno.
Ácido ferúlico
Es un compuesto que suele encontrarse en las células vegetales. Al igual que la vitamina C, esta sustancia tiene propiedades antioxidantes y ayuda a combatir los radicales libres y, por lo tanto, los signos de envejecimiento.
Protege y cura algunas de las estructuras más importantes de la dermis, como la elastina, el colágeno y las células cutáneas.
Es ideal para pieles maduras y para quienes buscan cremas y ácidos antienvejecimiento. Además, si tu piel es propensa a sufrir daños por el sol, puedes utilizar este compuesto para protegerla.
Se suele utilizar en combinación con otros activos como el ácido ascórbico, la vitamina C o la vitamina E. Las personas con piel sensible deben utilizarlo con precaución.
Ácido hialurónico
Es probable que ya hayas oído hablar del ácido hialurónico, una sustancia producida de forma natural por el organismo que ayuda a mantener la piel hidratada al retener el agua
Es ideal para la tez envejecida, ya que mejora el aspecto de las líneas de expresión y suaviza y rellena la dermis.
El estrés ambiental y la exposición al sol pueden afectar a los niveles de esta molécula en el organismo, especialmente en la piel. Todo el mundo puede beneficiarse del ácido hialurónico.
Sin embargo, si tu problema es la deshidratación y la falta de tersura, necesitas incluir esta sustancia en tu rutina facial.
Ácido retinoico
Derivado de la vitamina A, se considera eficaz para combatir el acné y el fotoenvejecimiento, dando mayor firmeza y elasticidad a la dermis.
Su gran ventaja es el tratamiento del acné, el envejecimiento por la luz solar y las marcas de estiramiento recientes.
Se recomienda su uso en el invierno, en peelings o cremas de uso nocturno. Inicialmente, provocará la descamación y enrojecimiento dérmico y será necesario que te protejas del sol utilizando un FPS superior a 30. Más información sobre el ácido retinoico.
Ácido kójico
Lo producen distintos tipos de hongos, especialmente el Aspergillus oryzae (llamado Koji en japonés), que también se utiliza en la fermentación del arroz.
Se utiliza por sus propiedades despigmentantes. Puede reducir los daños causados por el sol, las manchas de la edad, las imperfecciones y las cicatrices, y tiene efectos antiedad.
También tiene acción antioxidante, ayudando en la prevención del envejecimiento de la piel.
Otro ácidos de interés
- Fítico: antioxidante y blanqueador, se encuentra en las semillas de las plantas y los granos de algunos cereales.
- Bórico: tiene función antiséptica y aparece en las formulaciones de lociones tónicas y astringentes.
- Fenol: a través de una exfoliación profunda, combate los signos del envejecimiento extremo. Es doloroso y es necesaria la aplicación de anestesia local.
- Resorcinol: se utiliza en cremas o peelings, está indicado para tratamientos de acné.
- Tricloroacético (ATA): Se utiliza en los peelings, elimina la capa superior de la piel dando paso a una nueva. Tiene un efecto agresivo, creando una costra que permanece durante unos diez días, y luego se desarrolla una nueva, muy roja y dolorosa. Es necesario evitar el sol durante tres meses.
Cuidados necesarios al usar ácidos
Añadir ácidos a tu rutina de cuidado facial es sencillo. Sólo tienes que hacer una prueba antes de utilizar un nuevo producto, sobre todo si tienes la dermis sensible. Aquí tienes la rutina a seguir:
Paso 1: Limpieza
Lávate la cara con un limpiador suave y sécate con una toalla limpia y suave.
Paso 2: Aplicar el ácido
Los tratamientos faciales con ácido se presentan en distintas formas, como serums, peelings, geles y cremas. Utilízalos como corresponda:
- Serums: Vierte unas gotas en la palma de la mano. Frótate las manos y presiona el producto sobre el rostro. No suele ser necesario aclarar los serums, pero comprueba las instrucciones del envase para estar seguro.
- Peelings o exfoliantes: Generalmente vienen en una consistencia similar al serum, y lo acompaña un pincel o aplicador para poder extenderlo correctamente. Su uso es similar a una mascarilla, se aplica, se espera un tiempo prudencial y luego se retira con agua, ya que son bastante potentes.
- Geles y cremas: Sigue los mismos pasos que para un serum. Una cantidad del tamaño de una frambuesa suele ser suficiente. A veces, los geles y las cremas se aplican sobre la epidermis durante 15 minutos antes de aclarar. De nuevo, sigue las instrucciones de la etiqueta. Cada producto tiene una potencia diferente, así que consulta las instrucciones para saber cómo exfoliar. Algunos ácidos son lo suficientemente suaves para su uso diario, mientras que otros sólo deben utilizarse una vez a la semana o incluso una vez al mes.
Paso 3: Hidratar y proteger
Una vez que hayas terminado, aplica una crema hidratante calmante y, si lo haces por la mañana, que no se te olvide un protector solar FPS 30+.
Como los tratamientos retiran la capa de células superficiales, el cutis es más vulnerable a la acción de los rayos ultravioleta del sol. Por eso, siempre debes proteger tu piel del sol constantemente, utilizando un protector solar con un factor de protección alto en tu día a día.
Y si sufres de problemas de manchas, ¡protégela siempre! ¡Usar protector solar todos los días es muy importante!
Aunque la idea de utilizar ácidos en la piel pueda parecer intimidante al principio, es probable que estos compuestos hagan mucho bien a tu cutis. Empieza poco a poco y prueba diferentes productos hasta que encuentres el que mejor te funciona. Y recuerda: debes hacer una evaluación de las necesidades esenciales de tu piel antes de aplicar cualquier producto.
muy linda la pagina